DONDE NO LLEGAN LOS COSMÉTICOS, LLEGAN LAS INFILTRACIONES

Cuando  la ayuda de los cosméticos no basta para recuperar una piel desvitalizada, la opción es acudir a las infiltraciones de vitaminas y ácido hialurónico en forma de mesoterapia para devolver la hidratación perdida.

Y si las arrugas de expresión lo demandan, el otoño es un buen momento para inyectarse toxina botulínica.
«Se trata de productos complementarios y tienen indicaciones diferentes»
Pero en ambos casos, «es imprescindible que el experto conozca el producto, la técnica apropiada y analice adecuadamente para obtener buenos resultados estéticos y así optimizar el resultado final».
BÓTOX…..¿CUÁNDO?

La toxima botulínica está índicada para tratar las arrugas de expresión que hacen acto de presencia bien por el paso de los años, bien por las gesticulación continuada y repetida de nuestros músculos. Las arrugas de expresión son las que aparecen cuando fruncimos el entrecejo, arrugamos la frente o al sonreír se marcan las patas de gallo. La acción de la toxina botulínica será relajar el músculo y, por tanto, retrasar la aparición de nuevas arrugas y suavizar las que ya se han formado. Es un procedimiento rápido y poco molesto que en manos de un buen profesional ofrece unos resultados excelentes.

ÁCIDO HIALURÓNICO……¿CUÁNDO?
El ácido hialurónico, en cambio, es un material de relleno biodegradable y biocompatible que sirve para rellenar desde pequeñas arrugas a pérdidas de volumen facial que se agravan con el tiempo. Con el paso de los años perdemos el ácido hialurónico y el colágeno presentes en la piel, de ahí la conveniencia de reponerlas. Según el grado de reticulación (densidad) de ácido hialurónico utilizado se pueden tratar las diferentes arrugas de la cara, desde rellenar las finas líneas de las patas de gallo, de la frente, del código de barras….hasta surcos más profundos; y también para voluminizar»